sábado, 27 de junio de 2015

Cuentos de la sala de espera: musica interruptus.

Lo mejor de las escuelas de música son los sonidos de los practicantes en ensayo, la mezcla de instrumentos que estando cada uno por su lado suenan a cultura y arte, desafinan para aprender y en ese ir y venir se siente la profundidad de un lenguaje universal, de un código ni tan secreto pero maravilloso, uno respira profundo y en esa inspiración toca la eternidad de las partituras compuestas hace un par de siglos...todo confluye en una grata y sublime experiencia. Y así estando en ese éxtasis sonoro...la realidad cae de golpe suena un celular y de nuevo estamos aquí y ahora, con la cotidiana vida normal...tratando de encontrar magia en la vida de afuera...al fondo alguien practica un clarinete y dos un violin, se destacan unos vientos y un tirirí de flauta. Pero por encima de todo un dispositivo móvil repicó.



domingo, 7 de junio de 2015

#fedelogica número 1

Federico mi hijo, que nació como con el ADN mejorado, con la sensibilidad humana, ecológica y natural a flor de piel y con un sentido de la justicia inquebrantable, acompañándome en el supermercado, en el área de frutas me comenta, me parece injusto que cobren las frutas y los vegetales mami, no las produce el hombre son de la naturaleza...y nos la da la naturaleza para comerlas no para venderlas #fedelogica

sábado, 6 de junio de 2015

Terror en el parque

Soñando anoche, rectifico, mas bien teniendo pesadillas anoche, las que me dejaron mal despierta e insomne a las 2:50 am, tuve una triste y aterrorizante noche. Estábamos muchos, todos los que conozco, y montones de otros que no, en un gran parque de diversiones que prometía una jornada inolvidable, una aventura nunca antes vivida, un episodio donde se entraba al parque siendo alguien y saldría siendo una persona diferente...distinta y con una visión muy cambiada. Había gente en la montaña rusa, no se reían, lloraban, la parte fuerte del recorrido tenía una caída libre muy fuerte tan fuerte que había gente que moría en el carrito, sus familiares abajo gritaban y lloraban desesperados para sacarlo pero nadie paraba los vagones llenos de gente asustada, desesperada y fallecida en el trayecto...opté no montarme, seguí caminando y me encontré  otra atracción muy popular, llena de gente, la gente enardecida, eufórica, brincaban enérgicos, golpeaban y se quitaban los unos a los otros pisándose las cabezas, me acerqué lo suficiente para leer Tómbola, y el juego resultaba mas oenos asi, venía un funcionario del parque y lanzaba víveres, ganaba quien atajaba mas y quien lograba hacerse de víveres marcados con mayor puntaje, los llamaban Ases y eran justamente los que esta horda de gente buscaba con mas ahínco, tanto asi que no importaba el método de obtenerlo, el juego entonces entraba en una especie de pelea de gladiadores donde las personas se mataban a golpes por el As en cuestión.  Esa tángana terminaba cuando el parque dejaba de lanzar víveres. No participé de este juego tampoco...
Seguí mi camino en busca de una atracción menos salvaje, me conseguí con un salón muy iluminado y bien arreglado con menos gente que la Tómbola, pero si estaba llena de gente, lo raro era que todos lucían felices, todos uniformados, repetían un mismo diálogo una y otra vez y lo alternaban con risas y gritos de euforia, muy raro, mi curiosidad era mucho, pude asomarme a ver de que trataba, era un casino, ganaban en todas las máquinas, metían centavos y caían millones de billetes verdes, lucía muy divertido, salvo por el extraño comportamiento de esos seres deshumanizados como autómatas, como sin alma, noté con la cercanía que la risa era para contrarrestar sus propios pensamientos, el llanto de los que estaban en las otras atracciones del parque...me asusté mucho, no entendí como era ser como ellos, y me escapé en busca de la siguiente parada del parque. Fue donde entré, decía casa del terror, no había fila ni gente esperando para entrar, no había gente llorando, ni riendo a carcajadas, de echo era la mas silenciosa de las atracciones...entré, comencé a caminar, caminar y caminar, veía fantasmas del pasado, no me asustaban, sabía que eran inofensivos,seguía caminando, aparecieron salones de chat la gente entraba a opinar sobre cosas, y terminaba peleando con todos, era un salón lleno de espejos, y las paredes se iban juntando, nadie se daba cuenta, porque el movimiento era tan imperceptible y la gente estaba tan ensimismada en sus monólogos, que no sentían que cada vez se hacía mas pequeño el salón, participé un rato, me aburrí y me asusté y me salí antes de que fuera tarde...seguí caminando en la casa del terror, entré en el cuarto de fuego, o quemabas o te quemaban, vi arder a unos cuantos y me salvé a tiempo...escapando me encontré un letrero que decía salida, había un panel electrónico había que oprimir botones y acertar para encontrar la salida, lo hice muchas veces sin éxito, menos en las dos últimas veces que acerté, cada vez que acertaba se encendía un audio de aplausos y fanfarrias de victoria, se iluminaba todo el salón de luces de colores y se abría la puerta, cuando se abría había un muro de concreto con un letrero que invitaba a probar de nuevo. Era un engaño, por allí no era la salida...Me cansé, y quise salir de la casa del terror, fue cuando caí en cuenta que no había escapatoria posible, había que andar muy sigilosamente y caminar despacio porque el resto del camino estaba lleno de huecos, baches, obstáculos, charcos y unas compuertas que se abrían y uno caía como en un túnel en un tobogán negro tras un sonido de balas y metralletas...y unas luces rojas que asustaban hasta el mas valiente, ya me sentía, muy cansada, fatigada, me faltaba el oxígeno, quería salir... No encontraba el camino de regreso, no quería seguir hacia adelante, estuve unos minutos paralizada, en esa casa del terror que no divertía a nadie, larga y oscurísima, cada vez mas, subí la cabeza y vi un letrero alto, inalcanzable (casi) decía salida de emergencia...como subiría hasta allá, y si subo y está cerrada la salida de emergencia algo tan paradójicamente típico, ya estoy cansada, comencé a buscar la forma entre tanta oscuridad y conseguí la pared del recinto con una escalerilla paupérrima, de tramos rotos y llena de telarañas habían alacranes caminando por esa pared...con muchísimo miedo, opté salir por ese camino, fue duro, peldaños que se caían, alacranes que se acercaban demasiado a mi piel, oscuridad que me aturdía...lo logré...salí...me encandiló el sol, me senté allí a esperar retomar fuerzas, a esperar que mi pulso se normalizara, cuando vine en mi de nuevo estaba en el piso de Maiquetía...volteé y vi el parque se llamaba Venezuela, hubo atracciones que no probé, mucha gente quería escapar y no podían, otros lloraban desconsolados, la escena era muy triste, y yo no podía hacer nada...de hecho notaba que yo los veía a ellos pero no ellos a mi, entre ellos y yo había un espejo, para que nadie viera fuera del parque, fue una muy fuerte pesadilla...fue triste y a la vez esclarecedora...no pude dormir mas.