Reconozco que una cualidad de la vida que me encanta es la belleza, pero no esa que la gente confunde con códigos estéticos asociados a moda y tendencia. La belleza profunda, donde se aprecia el orden de la vida aun en medio del caos, la limpieza de la composición, la textura de una piel arrugadísima de líneas que expresan experiencia, la elegancia de una paisaje, la cromática de un árbol en flor,el dinamismo de la brisa sobre los pastos crecidos, pero también la belleza de la actitud de la gente mejorando lo que tienen, cuidando lo que hay, limpiando porque es mejor estar en un ambiente sano que vivir en la inmundicia, conservando porque se gana patrimonio que destruyendo... Esa belleza que solo se ve con el corazón, que va mas allá de lo bonito, que no necesita maquillaje, vestimenta, lujo, ni aprobación...
Siempre he sostenido una tesis que cuando algo es bello de verdad todas las personas, absolutamente todos independiente de su cultura lo encuentran hermoso, desean mantenerlo, solo porque les exalta el espíritu, porque les agrada la vida, y porque los hace ser mejores...
Ese sentimiento hacia la belleza, mucha veces nutre mi inconformismo con este país, donde ya no encuentro tristemente hermosura en asuntos distinto a los recursos naturales de este país:
Veo bello el cerro Ávila, pero encuentro espantoso el que sea testigo de una ciudad tan violenta sucia y desordenada. Y que se encuentre tan vulnerable ante la pisada destructora de pobladores sin cultura.
Me maravillo por los araguaneys que se me cruzan por mi vía pero que por admirarlos, me distraigo y caigo en el hueco de la vida llena de obstáculos.
Me emociona ver a un niñito nacer pero me entristece saber que muchos de ellos no llegaran a los 20 años por delincuentes o en manos de.
Encuentro maravillosos ejemplos de belleza en nuestra cultura que no son disfrutados, vistos, conocidos o preservados, tras el ruido espantoso de altavoces con música de otras latitudes que enmudecen a la nuestra.
Escuchar como un sordo reguetón o una espantosa champeta oculta los lindos tonos de nuestra música.
Tener que ver el cartel horroroso de cualquier político de turno, que sin importarle la magnitud de una obra arquitectónica fija su cara en ella como si nada.
Belleza que tampoco está presente en el verbo de nuestros gobernantes de turno, que bajo el ámparo de su escasa cultura por venir de abajo, no comprenden el contenido de la lírica de nuestro himno nacional aun cuando lo canten de memoria...y asi miles y miles de ejemplos...que llenan la lista de la falta de belleza de la que somos cómplices activos.
Esa belleza de la que carecemos es la que me hace menospreciar la que tenemos por bendición divina, nuestras bellezas naturales... Imaginen el terror que me aturde en noches de pesadilla al pensar que si las cosas siguen como van el cerro Ávila estará cubierto de ranchos y destrucción en poco tiempo.
El día que admire a mis conciudadanos porque sepan apreciar la belleza, incorporarse a ella, preservarla y aun mas promoverla para los que vienen después de nosotros, será ese el día que crea que este país es bello de verdad y está salvado. Antes solo será una degustación de pequeñas porciones de belleza aisladas...que hemos heredado de la tierra que ocupamos, pero que estaba allí ya incluso antes que nosotros...pero que no hay garantía de que permanezca allí después de nosotros.
Imagen: Guillermo Salas.
Escrito el 06/05/2013
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